Los MOOC no afectan (por ahora) al negocio de las universidades tradicionales | Aprender en red | Create, Innovate & Evaluate in Higher Education | Scoop.it

Los MOOC son la sensación de la temporada en las discusiones sobre las transformaciones en el campo de la educación universitaria. Mientras que algunos auguran que, tras el derrumbe de la industria musical y cinematográfica, llega el tsunami que se va a llevar por delante la universidad que hemos conocido hasta ahora, la mayoría, más cautos señalan las limitaciones de este modelo de formación. Ciertamente su impacto no va a ser nada desdeñable, los números de participación en los cursos son grandes, tampoco sé si masivos, y la fórmula se reproduce en todas las latitudes a velocidad fulgurante. La forma de presentación de contenidos, basada fundamentalmente en una secuencia de vídeos y actividades, es amena y favorece la motivación de los lone riders que los siguen. Existen espacios para formar comunidad alrededor del MOOC, pero por lo menos en los picoteos que yo he realizado, lo que te va pidiendo el curso es que sigas pasito a pasito con el temario. Porque, esto es lo gracioso del caso, la popularidad de los MOOC ha llegado acompañada de una traición, de la mano de Udacity, Coursera y otros tantos, total a los principios de quienes acuñaron el término, el entorno conectivista de Siemens y Downes.